Quizá sea consecuencia del calentamiento global, pero lo cierto es que las estaciones del año se retrasan. Este año, el invierno nos ha sorprendido en febrero. Las temperaturas cayeron y la nieve dejó estampas de cuento y playas blancas en el norte. El mal tiempo nos acompaña en estos días y es necesario extremar las precauciones al volante. Como abogados especialistas en accidentes de tráfico sabemos bien que la nieve, las fuertes rachas de viento, la lluvia extrema o el hielo pueden poner en serios apuros a los conductores más experimentados.
La climatología adversa es una de las causas más frecuentes de los siniestros. Estos fenómenos pueden influir en las condiciones del pavimento, reduciendo la estabilidad y el agarre de los vehículos. En otras palabras, durante el invierno los accidentes son más frecuentes. La conducción se vuelve más peligrosa y es necesario saber actuar en condiciones extremas o en caso de accidente en cadena.
Las colisiones en cadena se repiten a lo largo y ancho de la geografía nacional y es fácil verse envuelto en uno de estos aparatosos accidentes. Lo primero que habrá que tener en cuenta es que no resulta sencillo establecer la responsabilidad del accidente. Aunque una cosa está clara, cuando se respeta la distancia de seguridad es más fácil que nos dé tiempo a parar y evitar la colisión. Por esta razón, el primer vehículo de la cola nunca será el responsable.
Para determinar las culpas del siniestro será necesario rellenar de forma adecuada el parte de accidente o bien llamar a las fuerzas de seguridad relacionadas con el tráfico para que realicen el atestado pertinente. Los vehículos que colisionan con el coche que les precede suelen ser responsables, ya que no son capaces de detener la marcha por alguna de las siguientes razones:
- No estar atento a la conducción
- No mantener la distancia de seguridad obligatoria
- No circular a la velocidad permitida para el tipo de vía por el que circula.
Al cumplir estas tres normas resulta prácticamente imposible colisionar con el vehículo anterior, se supone que nos dará tiempo a frenar la marcha.
Existe otra casuística en este tipo de colisiones. Algunos vehículos pueden frenar a tiempo, pero si el coche que les sigue no puede hacerlo lo alcanzará, lanzándolo hacia delante e impactando con el coche anterior. En este caso, será el tercer vehículo el responsable de los daños traseros y delanteros de los coches anteriores. Evidentemente, la responsabilidad del conductor del tercer vehículo tendrá que hacerse cargo de los daños materiales, así como de los personales.
De cara a calcular una indemnización por accidente de coche es muy importante que el hecho de que nos dio tiempo a frenar quede reflejado en el atestado o en el parte de accidente. Siempre es recomendable comentarlo con el conductor del vehículo anterior, para que él también refleje que ha pasado así. Esta es la forma más efectiva de conseguir que el seguro del tercer vehículo se haga cargo de todos los gastos que ocasione en el segundo y el primero.
En Indemnización por Accidentes hacemos hincapié en este factor, ya que las aseguradoras pueden hacerse cargo de los daños traseros del vehículo segundo, pero no los delanteros o traseros del primer coche, ya que consideran que el segundo vehículo impactó por sí mismo y no por el impacto del tercero.
La climatología adversa puede dificultar el frenado del vehículo y hacernos impactar contra el coche que nos precede, pero en este caso no podremos argumentar nada. Se supone que si adecuásemos la velocidad a las condiciones externas nos daría tiempo a frenar, incluso en condiciones de nieve o hielo.
En cuanto a las indemnizaciones, todos los ocupantes de los vehículos recibirán la suya en función de las pérdidas materiales, lesiones y otros problemas de mayor consideración. Sólo los conductores verán está compensación supeditada al grado de implicación y responsabilidad en el siniestro.
El asesoramiento legal en estos casos es fundamental, ya que cuando se producen lesiones en el conductor, habrá que demostrar que las mismas son consecuencia del golpe recibido por atrás y no por el golpe propiciado al vehículo anterior, en cuyo caso la responsabilidad sería suya.